Símbolos

Hace 45500 años —año más, año menos— un antepasado nuestro dibujó un cerdo. El lugar elegido para tal representación, una cueva en la isla de Célebes oculta dentro de una de las paredes internas de Leang Tedongnge, un lugar en un valle rodeado de acantilados escarpados de piedra caliza. Este animal endémico de la zona, aparece representado con una cresta roja de pelos hirsutos mientras observa una pelea entre dos congéneres.

En el Libro VII de La República[1] Platón escribió su célebre relato de la caverna, en la que imagina un diálogo entre su maestro Sócrates y Glauco (su hermano). El genial maestro le pide a su hermano que imagine a un grupo de prisioneros que se encuentran encadenados desde su infancia detrás de un muro, dentro de una caverna. Allí, un fuego ilumina al otro lado del muro y los prisioneros ven las sombras proyectadas por objetos que son manipulados por personas que pasan por detrás.

Ilustración de la alegoría de la caverna de Platón

Estos ejemplos, este salto histórico es usado para mostrar que desde el principio de los tiempos, en la realidad o en la ficción, la humanidad se ha valido de los símbolos para expresar un pensamiento, un sentimiento, una situación como señala Lacan, con lo real, lo simbólico y lo imaginario. Con la aparición de las redes sociales (WhatsAppMessengerX, solo por citar algunos), los mensajes se han visto colonizados por el lenguaje simbólico. Para expresar un disgusto se usa una carita endiablada de color casi roja, cuando todo está bien y acordamos con lo que nos comunican ponemos una mano con el pulgar hacia arriba, al mejor estilo romano en un circo.

Se fue sustituyendo la longitud de lo escrito en palabras para usar cualquier símbolo acorde a lo que se estima como buen sustituto, se diluye la atención en la angustia, la ansiedad, el deseo del pronto resultado, la velocidad.

Filippo Piva, escribe en la revista GQ sobre la situación que atraviesa la sociedad hoy cuando su mundo está atravesado por lo digital. Hace referencia al abuso del uso de la tecnología y la capacidad para mantener la atención. Piva dice: «Según investigaciones recientes, la capacidad de atención, se iría reduciendo paulatinamente, llegando a una media de 8 segundos en total: menos que la dé un pez dorado, para entender la gravedad de la situación. La culpa se atribuiye a un abuso generalizado de la tecnología , o mejor dicho, a ese flujo constante de sugerencias, imágenes, notificaciones, mensajes que llegan de Facebook, Instagram y de diversas y posibles redes sociales».

« . . . por un ladoel hombre de hoy ha mejorado significativamente sucapacidad para lidiar con múltiples problemas simultáneamente, la llamada multitarea , por otro lado, su capacidad para mantenerse concentrado en un texto o un discurso, o más bien su capacidad de atención, se ha reducido drásticamente. No es casualidad que las plataformas digitales que todos usamos tiendan a contraer cada vez más la duración de los mensajes, apuntando a la inmediatez de una imagen, de unas pocas palabras, de un video muy corto.»

La periodista Lisa Iotti, en su libro 8 segundos. Viaje a la era de la distracción, publicado por Il Saggiatore, se pregunta: ¿Cómo es posible que nuestra atención se haya vuelto menor que la de un pez dorado? Las lecturas que los especialistas hacen del tema, indican que la satisfacción recibida por un like (me gusta) en una publicación ocupa un espacio de satisfacción importante, no importa si esa aceptación va acompañando un corto video de un perro corriendo en cámara lenta, el clip de un hombre disfrazado de árabe dejando un bolso con una falsa bomba en un bar, la locura de un hombre rompiendo vidrios de autos detenidos en un semáforo o la escena captada por una cámara de seguridad que muestra como un policía asfixia a un detenido, apretando su cuello con la rodilla.

Lisa Iotti expresa claramente: «Antes de terminar de leer este texto te habrás distraído al menos un par de veces. Probablemente ya hayas olvidado el título del libro que tienes para seguir leyendo o el nombre de su autor. Quizás dejaste de leer para responderle a un amigo tuyo o comprobar la apreciación social de tu publicación o foto. En cualquier caso, es casi seguro que en este momento tengas un smartphone en la mano y que tu mirada ya se esté alejando de estas líneas. Bienvenido a la era de las distracciones”.

Esta nota, si es que es leída hasta el final, intenta aportar un material de debate que permita desentrañar esa madeja de causas que llevaron a que buena parte de la sociedad votara a un experimento político-social que, seguramente, verá en la base de la pirámide, y usando como cimientos pisoteados, a los sueños de libertad.

No se pretende minimizar de ninguna manera al peso que la mala gestión del gobierno saliente tiene en la decisión tomada en las urnas. Los favorecidos con el voto popular lograron desde la comunicación y especialmente desde las redes sociales y el uso de los dispositivos que en ellos habitan, transformar la vida de los habitantes de Argentina en un laboratorio de experimentos y una vidriera para la observación mundial de futuras definiciones.

Queda por analizar, y valorar, si la comunicación puede ser considerada como una cuestión a definir por el ámbito privado, dejando al arbitrio del mercado que cosas importan y qué no. Y si las novedades y decisiones políticas tomadas pueden ser comunicadas por X «abriendo hilos» como si de costura se tratara, por TikTok o cualquier otro medio que sustituya a la famosa y denostada cadena nacional.

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