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Pullaro. Porrazo y golpe de realidad: de la euforia electoral (58%) al retroceso político (34%)

Fracaso de la «mesa chica» del Gobernador. Subestimación del electorado. Santa Fe es una provincia que peleará para no perfilarse a las formas de otras (Formosa, Santiago del Estero, La Rioja, Jujuy, etc.). La Casa Gris estrelló la calesita. Perdió más de 543 mil votos en un sondeo real. Duro golpe a la soberbia política. Datos crudos que contradicen encuestas previas y discursos triunfalistas que circularon desde la Casa Gris. Desgaste prematuro en el poder político del oficialismo.
La baja participación (55,61%) es responsabilidad, en varios sentidos, del que Gobierna. En la historia política argentina, estos niveles de abstención suelen vincularse al rechazo hacia quienes gobiernan, la falta de propuestas motivadoras o un clima general de apatía política.

La lista impulsada por Pullaro alcanzó apenas 20 de los 50 convencionales elegidos por distrito único, reflejando un retroceso considerable en su capacidad de influencia. Su poder electoral se debilitó en poco más de un año de forma inédita.

En soledad, indicamos reiteradas veces que la gestión de Gobierno es de calidad media. Una cosa es lo que pretende sostener la Casa Gris (con publicidad oficial), a través de los medios, y otra, es la diaria de la gente. Expresamos que iba haber sorpresas en la elección y que el relato oficial, que empapela los medios, no iba a dar resultados.

Las carteras de Educación y Seguridad y la Secretaría de Comunicación Social son, en parte, las más afectadas por el resultado electoral. Tal vez, la que desvistieron las debilidades más pronunciadas de la administración del Gobierno.

El poder del Ejecutivo parece ahora subordinado al peso territorial de los senadores y a figuras políticas a las que el propio gobernador excluyó de sus listas.

Pullaro quedó a merced del poder de los Senadores y de brazos caídos y caudal electoral de dirigentes que expulsó caprichosamente de las listas.

Uno de los nombres que volvió a destacarse fue el de Felipe Michlig, quien arrasó en su departamento y demostró una vez más su peso electoral. Algunas voces señalan que, de haber aceptado el Ministerio de Gobierno, podría haber evitado varios errores del mandatario.

La elección, fue salvada del escándalo por esos mismos políticos que combate el discurso público del Gobernador y, en notorios casos, que su gestualidad acompañó (no incorporando en la lista oficial a dirigentes legendarios).

El Gobernador debilitó su aura de “gran elector”. Con la que justificó políticas que afectan a la gente. Ya no es el líder del millón de votos. Se plebiscitó su gestión y casi 7 de cada 10 no lo votaron. Fue un «golpe de realidad» para la Casa Gris, no para una parte importante del oficialismo que se queja por lo bajo tímidamente.

También, las intenciones de Pullaro, dependerán de “Locomotora” Oliveras. Varias de sus entrevistas habrían sido gestionadas por dirigentes del oficialismo y se escucha -en el marco de diálogos en off y murmullos palaciegos- que habría recibido apoyo -para la promoción de su candidatura- de la propia Casa Gris. Esto habla de la fragilidad electoral del oficialismo, tramitada en tan poco tiempo (2023-2025). Rápidamente, varios medios plantearon que Alejandra Oliveras abonaría a Unidos en la convención.

Otro dato llamativo: en Rosario, el distrito electoral más grande, el oficialismo perdió la representación convencional y obtuvo 143.716 votos (27,57%). Apenas seis puntos por encima de la lista oficial del PJ, que —con figuras de origen radical como Martín Lucero— sufrió un revés histórico.

En este primer post de análisis electoral, dos cuestiones más.

El discurso oficial intentó presentar la elección para convencionales como una interna o una suerte de PASO, pese a tratarse de una votación general. Esta pobre estrategia, subestima al electorado y refuerza la percepción de desconexión entre los ciudadanos y sus dirigentes.

El justicialismo deberá armar listas “un poco más peronistas” y defender (como cualquier partido) sus ideas. La lista oficial (encabezada por un militante de otro partido) y las demás, contaban con reconocidos “radicales” y “socialistas”. Confunden al electorado. A lo mejor, sea más productivo en todo caso, que creen un partido. Sino proponen recordar al dicho conocido de Perón sobre el “perro que se llamaba león”.

El golpe, porrazo,  para Pullaro no es menor. Perdió fuerza, votos y aura de líder electoral. Y lo que queda claro es que la política santafesina está lejos de definirse. El camino hacia 2027 promete ser mucho más incierto de lo que imaginaba el oficialismo.

Una sabia decisión para reencontrarse con la gente podría ser que el Gobernador, luego de leer las urnas, admita que no va a forzar su propia reelección en la convención. Pero esos gestos quedan destinados a grandes líderes.

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