Entrevista al Dr. Juan Manuel Casella, convencional nacional UCR, Dip. Nac. (M.C.)
Compartimos el testimonio que nos ofreció el Dr. Juan Manuel Casella, histórico dirigente radical de la Unión Cívica Radical, quien me atendió vía telefónica con suma amabilidad y expuso con meridiana claridad sus posiciones y las del centenario partido, con respecto al escenario político vigente, a las definiciones con respecto al próximo ballotage electoral entre Sergio Massa y Javier Milei, los desafíos para fortalecer y consolidar el sistema democrático que hemos podido construir hasta nuestro presente, y un diagnóstico fuerte y contundente respecto a cuál de las opciones es mejor para garantizar un tránsito en convivencia democrática, desde el cual, en palabras de Casella, la UCR deba y pueda situarse como una oposición constructiva dentro del congreso nacional y en el vínculo e interrelación de sus gobernadores con el eventual futuro Presidente de la Nación, honrando las mejores banderas históricas radicales, que aporten a garantizar un equilibrio institucional, y el fortalecimiento de un Estado nacional que aporte a la resolución de la pobreza, el pleno empleo, la salud y educación públicas, y otros flagelos como la corrupción política y la inseguridad. Pero siempre con la democracia, la convivencia pacífica y la bandera nacional como estandartes innegociables. Una entrevista franca y para nada «neutral» que a continuación tenemos el honor de compartirles.
“La democracia también implica la creación de una mejor distribución de la riqueza, que en Argentina no está funcionando”
Doctor Casella, hemos alcanzado 40 años del retorno a la democracia, una fecha importante para todos los argentinos, y muy en particular para los correligionarios radicales, con el recuerdo de aquel triunfo tan importante de Raúl Alfonsín. ¿Qué recuerdos le trae aquella gesta?
El primer recuerdo es la alegría. El 30 de octubre ganó Raúl Alfonsín, pero en verdad ese día festejó todo el país. Toda la Argentina tenía la sensación, como decía aquella primera pieza publicitaria, más que una salida electoral, era una entrada a la vida. La sociedad entendió que con aquella votación volvíamos a la vida, a la civilización, a la libertad. Y eso nos produjo un primer estado de euforia colectiva, diría yo. Lo segundo que recuerdo es la importancia de la movilización popular; aquella campaña fue de una espectacular movilización popular, que culminó no sólo con el acto de Alfonsín, sino además con el acto del peronismo, y fueron dos actos realmente extraordinarios. En tercer lugar, el compromiso público de Raúl Alfonsín, porque no podíamos actuar como si nada hubiera ocurrido, y por lo tanto puso en marcha lo que inmediatamente se convirtió en el Juicio a las Juntas, que le dio a la democracia nacida aquel 30 de octubre una legitimidad notoria. Aquellos hitos constituyen hoy un patrimonio colectivo de la sociedad argentina. Ganó el radicalismo, sí, pero en realidad aquel día ganamos todos.
A lo largo de estos 40 años, como bien todos sabemos, ha corrido mucha agua por este río, con nuestras luces y sombras, pero se ha ido logrando consolidar esta democracia tal como la hemos alcanzado a construir. ¿Qué opinión te merece el estado actual de la misma en términos institucionales, y en el marco actual previo a un ballotage electoral, en el cual uno de los candidatos ha caracterizado a los 40 años de la democracia como un desierto? ¿Qué opinión te merece todo esto?
En primer lugar, creo que la democracia argentina tiene un problema de carácter social muy importante. Una democracia que tiene, según números actuales, al 43% de su población debajo de la línea de pobreza, no es una democracia sólida. Porque la democracia no implica solamente el derecho a participar, a votar, a opinar; implica la creación de una mejor distribución de la riqueza que en Argentina no está funcionando. Este nivel de pobreza y miseria real, afectan la dimensión social de la democracia. No olvidemos que Alfonsín había dicho aquella famosa frase de que con la democracia se come, se cura y se educa, y esa promesa no está cumplida, porque mucha gente no alcanza ninguna de las tres dimensiones que prometió Alfonsín. En segundo lugar, creo que en la situación política de ballotage actual, uno de los candidatos tiene una visión claramente opuesta a la de la vigencia de la democracia. Y me refiero a Javier Milei, que va desde el fundamentalismo de mercado hasta negar la justicia social como valor elemental de cualquier organización democrática, a proponer la autodefensa armada, la venta de órganos, a desconocer el cambio climático. Es decir, una serie de propuestas que son contrarias a cualquier convivencia socialmente equilibrada. Y tiene a una candidata a vicepresidente que reivindica al Proceso Militar; amparándose en la defensa de las víctimas, está en realidad revalorizando lo que significó ese proceso trágico que vivimos los argentinos. Por lo cual, la presencia de Javier Milei en el escenario político argentino actual es claramente negativa.
Varios de los actores intervinientes que forman parte de las segundas y terceras líneas, pero que hacen a la matriz ideológica que impulsa a Javier Milei, en su época le hicieron serio daño a la política y también a la economía argentina durante los últimos años del gobierno de Raúl Alfonsín…
… no tengas ninguna duda. Son los autores de una propuesta desestabilizadora que lamentablemente contribuyó a crear una situación de crisis y el consiguiente fracaso final de la política económica de Alfonsín, el Plan Austral que había sido exitoso y terminó culminando en una crisis. Eso tenemos que tenerlo en cuenta. No debemos repetir esos procesos. Reitero: La democracia debe tener una forma de distribuir la riqueza que le dé equilibrio a la sociedad, que haga que todo el mundo se sienta adentro, integrado. Justamente, la irrupción de una personalidad como la de Milei y su denuncia de la “casta”, está vinculada a mucha gente que se siente mal porque percibe que el sistema político no les resuelve sus problemas, y por lo tanto asumen un papel de queja permanente, y buscan una expresión para esas quejas, que la encarna una personalidad como la de Milei. Sin darse cuenta que, en vez de mejorar, van a hacer empeorar la situación del país. En ese sentido, no puedo dejar de mencionar que la decisión que tomaron Mauricio Macri y Patricia Bullrich es también un elemento de complicación muy claro, porque la solidaridad con Milei coloca a la democracia argentina en riesgo de colapso. Además de producir la crisis de Juntos por el Cambio, mediante una decisión unilateral e inconsulta, por parte de Macri y Bullrich para apoyar la candidatura de Milei.
Es muy llamativo que se haya salido tan de apuro a realizar esa conferencia de prensa sin esperar a ninguna clase de conversación o debate con el resto de las fuerzas intervinientes en Juntos por el Cambio…
Obviamente es una actitud irresponsable desde el punto de vista político y desconsiderada. Lo mínimo era levantar el teléfono y avisarnos que estaban buscando ese camino. Pero ni siquiera eso. Ya durante la campaña electoral, Mauricio Macri había anticipado su criterio, elogiándolo a Milei contra el propio interés de su candidata, Patricia Bullrich.
Parecería como si, de alguna forma directa o indirecta, eso lo sabrá él, contribuyó a erosionar la candidatura de su propio espacio político electoral.
Yo creo que fue un objetivo premeditado. Comenzó con Rodríguez Larreta y siguió con Patricia Bullrich, tratando de ratificar por esa vía que el único jefe era él. En realidad, esta decisión tomada coloca en crisis incluso al propio Pro, porque ahí tenemos a dirigentes como Rodríguez Larreta, Santilli e incluso María Eugenia Vidal, que no están de acuerdo con la decisión tomada por Macri y Bullrich, y tampoco están de acuerdo con el método utilizado para llegar a esa decisión. De este modo, el ballotage del 19 de noviembre constituye un episodio importante en el cual se decide si Milei termina condicionando a la democracia argentina tal como pretende hacer.
Es curioso, ¿No le parece? Que en el marco de un 40º aniversario, una fecha simbólica tan importante, que tengamos que dirimir una elección en términos de garantizar una democracia, totalmente perfectible, o ponerla en riesgo.
Por supuesto. Y eso es un problema de la política argentina. Somos los políticos los que no hemos dado respuestas correctas. La gente creyó en Raúl Alfonsín, y confió en que la propuesta central era el plano social, se come, se cura, se educa. El tiempo pasó, y gradualmente eso fue dejando de ser una certeza, y todo se fue complicando. Hoy tenemos una elevada pobreza en Argentina. Lo cual constituye un caldo de cultivo para la aparición de personajes como Milei.
Y el radicalismo, ¿Qué rol juega en este entramado?
Lo que tenemos que hacer nosotros los radicales es fortalecer ahora nuestro partido, darle consistencia, ratificar su identidad, modernizar su pensamiento y colocarlo en una actitud opositora frente a Sergio Massa, si es que éste gana, que sea una oposición que tienda a encontrar áreas de coincidencia, las famosas políticas de Estado, que nos permita desarrollar políticas a mediano y largo plazo, tendientes a solucionar los problemas estructurales que padece la Argentina en materia de educación, de salud, de pobreza y de inflación.
Juan Manuel, la declaración que emitió la UCR, concisa e incluso dura, en la cual de algún modo definen el final de la alianza Juntos por el Cambio, Gerardo Morales también se refirió a ello de manera explícita…
Lo que hizo el radicalismo fue registrar que la decisión de Macri y de Bullrich en realidad quiebra a Juntos por el Cambio. En ese sentido, las declaraciones de Gerardo Morales y Martín Lousteau son muy claras. Y deben ser compartidas.
Retomando lo que describías antes, es saludable que la Unión Cívica Radical se asiente desde un rol de oposición constructiva, porque por otro lado es algo que les funcionó correctamente en muchas épocas, cada vez que les tocó estar en el rol de oposición parlamentaria. Allí, la UCR se caracterizó por desempeñar ese papel.
Eso está muy claro. Los límites sociales son muy estrechos. La gente está mal, muchos sufren necesidades básicas insatisfechas, especialmente los jóvenes del conurbano, donde los niveles de pobreza son muy altos. La cuestión no está para tirar demasiado de la soga. Porque tirar demasiado de la soga nos puede llevar hasta límites que no debemos superar. Por eso sostengo que el radicalismo está en condiciones de ejercer el rol de oposición en serio, controlar efectivamente los actos de gobierno, de impulsar el retorno a niveles morales adecuados, porque el nivel de corrupción actual de la política argentina es muy alto, y por lo tanto debemos recuperar contenido ético, y todo ello hacerlo con sentido positivo de contribución a la sociedad, no al gobierno de turno. Debemos recomponer la convivencia equilibrada en Argentina. Debemos reencontrar ese punto de equilibrio que nos sitúe a todos dentro del modelo, que nadie quede excluido y afuera.
Se trata, ni más ni menos y evocando un lenguaje futbolístico, que parar un poco la pelota y volver a las fuentes, volver a recuperar algunos puntos basales, como la definición que mencionaste de Raúl Alfonsín podría sintetizarlo. Que la democracia garantice curar, educarse y comer. Elementos básicos para la vida digna de todo ser humano. Por otra parte, sabemos la posición esgrimida por la UCR para este ballotage, pero a la vez vos mencionás que, hipotéticamente, se sentirían un poco más cómodos, o menos en peligro podríamos decir, siendo la oposición de un gobierno de Sergio Massa que de un gobierno encabezado por Javier Milei.
Por supuesto, creo que es así, si bien nosotros con Massa tenemos fuertes diferencias, especialmente la forma en que utilizó los recursos del Estado para ganar la elección, sin límite en cuanto a la manipulación de los recursos del Estado. Pero lo que debemos remarcar y dejar en claro, es que la propuesta de Milei tiende a destruir el sistema, Milei es un enemigo de la institucionalidad democrática, y sus asociaciones internacionales lo demuestran. Milei se siente asociado a Donald Trump en Estados Unidos, a Jair Bolsonaro en Brasil, se siente asociado y es de público conocimiento porque hasta lo felicitaron días atrás, con Vox, la fuerza pro-franquista española…
Sí, que Milei fue a canturrear a España junto a la gente de Vox aquello de “volver al 36”, precisamente…
Así es. De manera que, lo de Massa es grave, sí, y tenemos diferencias. Pero lo de Milei puede ser la destrucción de la democracia argentina.
Y para cerrar, no puedo dejar de consultarte, porque hasta parece infantil pero no lo es, el encono y la virulencia que Milei reitera específicamente contra el radicalismo.
Ese es el último argumento que te quiero compartir. Milei nos ha calificado de traidores y basura. A un partido con la trayectoria política de la Unión Cívica Radical. Con personalidades como Hipólito Yrigoyen, al que Milei considera un populista; personalidades como las de Arturo Frondizi, Arturo Illia, la de Raúl Alfonsín mismo, personalidades transparentes, honestas, de una trayectoria impecable, con un partido que contribuyó a la consolidación de la democracia argentina. Consolidación de una democracia con sentido social. Por lo tanto, un radical en serio no puede tolerar que un personaje de esta naturaleza le falte el respeto a la trayectoria de la UCR.
Para cerrar, Juan Manuel, y siguiendo esta línea, la barbaridad que Milei mencionó, algo jocoso, el punching ball con el que entrena…
Sí, el punching ball en el que coloca la foto del rostro de Raúl Alfonsín. Una grosería absolutamente inaceptable.
Coincido. Para todos aquellos que nos definamos como demócratas y defensores de esta democracia, esas groserías son un límite que no podemos dejar pasar así como si nada. Y te agradezco muchísimo esta conversación tan esclarecedora, Juan Manuel, con conceptos claros y profundos para ayudarnos a entender cómo y dónde estamos, y hacia dónde debemos apuntar como sociedad.
Te agradezco mucho por todo, y me mantengo a tu entera disposición y la de tu medio.